¿Qué es Resistencia a la Insulina?

Resistencia a la insulina, lo que debes saber y lo que puedes hacer para revertirla


En este artículo
  • Qué es la insulina
  • Qué hace la insulina
  • Cómo ocurre la resistencia
  • Qué puedes hacer desde hoy

¿Qué es la insulina?

Tu cuerpo produce muchas decenas de hormonas que se encargan de mantener a todos tus sistemas en balance. Tus hormonas son mensajeros químicos que están en constante comunicación para mantener homeostasis (balance) en tu cuerpo. La insulina es una de ellas.

¿Qué hace la insulina?

Se produce en el páncreas como respuesta a alimentos que elevan la glucosa en sangre. Es la encargada de llevarla a tus células para alimentarlas.

Imagina que la insulina es una especie de “Escort Service” o Servicio de Acompañamiento de la glucosa hasta tus células.

Su principal función es regresar la glucosa o “azúcar en sangre” a niveles normales.

A la glucosa medible en sangre también se le conoce como “azúcar en sangre”.

Cada vez que tú comes, la glucosa naturalmente se eleva en sangre. Tu páncreas siente esa elevación de glucosa y produce insulina para llevarla a tus células.

Cuando la insulina llega a las células “toca la puerta”, éstas “abren” para permitir la entrada de esa glucosa. Eso que te comiste entra a la célula y servirá de combustible y materia prima para crear energía, para formarte y hacerte funcionar.

Pasadas unas horas la glucosa en sangre regresa a niveles normales y la insulina también.

A esto se le conoce como metabolismo de la glucosa. Es el ciclo normal de la glucosa y la insulina.

¿Qué eleva más la glucosa en sangre?

Los distintos tipos de nutrientes tienen un impacto diferente en la elevación de glucosa en sangre y por lo tanto en la insulina.

Los nutrientes “grandes” o los macronutrientes se dividen en tres grupos:

Proteínas, carbohidratos y grasa esencial.

Tanto las proteínas como los carbohidratos se convierten en glucosa para su metabolismo, por lo tanto, elevan la glucosa en sangre.

Las grasas apenas mueven la insulina. Prácticamente no tienen ningún efecto en la insulina.

El malentendido de los carbohidratos

Todas las verduras, las leguminosas, los tubérculos, los bulbos como la cebolla y el ajo, y los vegetales de hojas y las frutas ¡son carbohidratos!

Todos los panes, panqués, pastas, harinas, galletas, azúcar y sus derivados, bebidas gaseosas azucaradas, jugos de frutas naturales o artificiales son carbohidratos también.

La diferencia

La diferencia entre los diferentes carbohidratos está en la elevación de la glucosa que ocasionan, que radica en la presencia o ausencia de fibra.

La glucosa en sangre se eleva mucho más rápido en ausencia de fibra, y por lo tanto la insulina.

Los carbohidratos refinados en especial azúcar, panes, pastas, donas, galletas, harina de trigo en cualquiera de sus presentaciones o harinas refinadas de otros granos almidonosos como el arroz o la maicena,
son especialmente insulinogénicos. Es decir, hacen que produzcas muchísimo más insulina comparados con los carbohidratos no refinados que contienen fibra.
Ocurre lo que se conoce como “picos” de glucosa, y “picos” de insulina.

Los carbohidratos no refinados, en su forma natural, por su gran contenido de fibra estimulan una menor respuesta de la insulina, la glucosa pasa a la sangre más lentamente y los niveles de glucosa se mantienen mucho más estables. No hay “picos”.

¡Inclúyelos en tu plato! Los muchísimos micronutrientes que contienen todos los carbohidratos no refinados como el zinc, el cromo y el magnesio son poderosos auxiliares para que tus células reciban mejor a la insulina.

¿A dónde se va la glucosa?

Parte la utiliza tu cuerpo para producir energía.

Parte como bloques constructores de tus tejidos.

Parte a tu cerebro y a tus músculos en donde se almacena para usarse cuando se necesite.

Otra parte se almacena en tu hígado. Tu hígado almacena cierta cantidad de glucosa en forma de glucógeno para liberarlo a tu sangre cuando no haya suficiente glucosa disponible en el torrente sanguíneo como cuando pasas muchas horas sin comer o durante la noche.

Ese glucógeno es utilizado en casos necesarios para mantenerte “andando” a partir de un proceso conocido como “gluconeogénesis” que significa creación de nueva glucosa. Es un proceso que evita que tu glucosa baje demasiado.

Pero tu hígado tiene cierta capacidad de almacenamiento, no es infinito.

¿Cómo ocurre la resistencia?

Como te mencioné arriba, tus células tienen receptores para la insulina y para todas las hormonas que tu cuerpo produce. Pueden hacerse resistentes a cualquier hormona cuando hay demasiada en “el ambiente” ya sea porque tú la produces o por provenir de agentes externos.

La resistencia significa una respuesta reducida de tus células a la hormona en cuestión.

La resisencia a la insulina ocurre cuando hay demasiada glucosa circulando en sangre y en tus células.

Esa glucosa tiene que ser colocada en algún lugar

La glucosa circulando en tu torrente sanguíneo es tóxica.

Cuando hay elevaciones drásticas de glucosa consistentemente como cuando comes demasiados alimentos que elevan drásticamente la glucosa y tus células ya no quieren recibir más, tu páncreas debe producir más y más insulina para llevarla a donde se pueda :

Así como tu hígado tiene cierta capacidad de almacenar glucosa, tus células tienen también cierta capacidad de recibir glucosa.

Cuando se almacena como grasa

Cuando hay glucosa sobrante y ya no “cabe” en tu hígado y tus células ya no la quieren recibir, se convierte en grasa corporal para almacenamiento como combustible para utilizarse después.

Tus células se resisten a recibir más glucosa, se resisten a los llamados de la insulina.

La resistencia a la insulina es un proceso de adaptación natural de tu cuerpo ante una situación inusual persistente, en este caso el consumo continuo o en exceso de alimentos que ocasionan elevaciones exageradas de glucosa en sangre.

Cuando este es el caso, la insulina se las arregla para colocarla en otros tejidos, primero en músculos grandes e hígado, luego en células grasas.

La importancia de medir insulina y no sólo glucosa en sangre

Por lo tanto, mientras el páncreas siga produciendo insulina, tus niveles de glucosa en sangre en exámenes de laboratorio podrían no mostrarse fuera de rango pero podrías ya estar experimentando los múltiples síntomas de desbalances de azúcar en sangre y/o de resistencia a la insulina.

Si la situación persiste, la coloca en otros tejidos además de tejido graso y
en diferentes órganos como el hígado incluyendo el páncreas. Es lo que conoces como grasa visceral.

El hígado graso realmente es consecuencia de la resistencia a la insulina.

Además de que ese exceso de glucosa y de insulina están ya creando diferentes estragos en tu organismo.

Con el tiempo, los niveles de azúcar en sangre son imposibles de mantener en niveles normales.

Las consecuencias

Si la resistencia a la insulina no se atiende, con más tiempo, el páncreas se “cansa”, deja de producir insulina suficiente, los niveles de azúcar en sangre permanecen elevados de forma crónica y la consecuencia es una diabetes tipo dos.

La resistencia a la insulina realmente es un continuo que inicia años, incluso décadas antes de que tu cuerpo empiece a manifestar síntomas o de que los niveles de glucosa en sangre se muestren en niveles de diabetes.

La resistencia a la insulina ocasiona hígado graso, músculos grasos, páncreas graso, daño a pequeños vasos sanguíneos, problemas en la visión, heridas que tardan en sanar, posible aumento de peso, y una inflamación sistémica que es precursora de todas las enfermedades crónicas modernas como el síndrome metabólico, el Síndrome de Ovario Poliquístico, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer y cáncer, entre otras.

¿Son tus genes?

Aunque los genes juegan un papel, no son determinantes para desarrollar la condición. De igual forma, podrías no tener una carga genética importante para desarrollar una condición de salud crónica, y aun así desarrollarla.

Ve a este artículo para saber más acera de la epigenética. Tus genes no son tu destino.

Existe también una resistencia a la insulina ocasionada por auto inmunidad también relacionada a la epigenética, aunque el panorama más común es el que te describo aquí.

Más del 65% de la población mundial es resistente a la insulina
y no lo sabe

¿Eres tú resistente
a la insulina?

¿Qué puedes hacer desde hoy?

  • Disminuye o elimina de tu alimentación los carbohidratos refinados: los panes, pastas, harinas, galletas, donas, azúcares. Productos empacados o ultraprocesados.
  • Sustituye por carbohidratos naturales: abundantes vegetales de todo tipo, asegúrate de que sea lo que ocupe la mayor parte de tu plato.
  • Incluye proteínas de buena calidad y grasas que sólo existen en la naturaleza.
  • Cambia tus aceites para cocinar.

Haz un cambio de aceite ya

Los aceites con los que cocinas contribuyen directamente a la sensibilidad a la insulina en tus células. Esos aceites vegetales “saludables” que nos vendieron hace algunas décadas como saludables para el corazón son uno de los peores ingredientes en tu plato que contribuyen a resistencia a la insulina.

  • Interfieren con los receptores de glucosa en tus células.
  • Son inflamatorios. La inflamación ocasiona resistencia a la insulina.

Existe una falsa creencia alrededor de la grasa saturada como la culpable de condiciones metabólicas como el hígado graso y problemas cardiovasculares.

Se ha culpado a la grasa saturada por lo que el azúcar y las harinas han hecho a nuestro organismo.

Para saber cuáles son las mejores grasas y aceites para cocinar, descarga mi guía gratuita:

Los mejores aceites y grasas
para cocinar. Descarga gratuita.

Si quieres un curso exprés para revertir tu resistencia a la insulina ya, haz click aquí.